Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Repito al Sr. Nocedal que nosotros somos muy católicos, es decir, los que lo seamos, que yo creo lo es la mayoría de la Cámara, pero que por lo mismo que somos muy católicos, no queremos traer al Papa a la discusión ardiente de las Asambleas políticas.

Por lo demás, S. S. ofrece presentar una proposición hablando de estas cosas o hablando de otras. Yo lo sentiré, porque no es éste el sitio más a propósito para traerlas; pero estoy a la disposición de S. S. y discutiré con S. S. o con cualquiera otro Sr. Diputado que quiera traerla, por más que yo no lo crea muy pertinente.

Su señoría nos ha dicho que todo lo que ha expuesto lo ha aprendido en los ultramontanos Sres. Donoso Cortés y Balmes, que lo ha leído en los libros de esos señores. Pues yo lo digo a S. S., que Balmes, con todo su ultramontanismo, jamás pensó como piensa S. S., ni perteneció nunca al partido a que pertenece S. S.: y es más, que Balmes fue de los pocos que pertenecían a cierto estado, que pertenecían a cierta clase, que con la mayor amargura defendió al Papa cuando lo atacaban los que ahora son, al parecer, sus más ardientes defensores. Y respecto a Donoso Cortés, que es la otra fuente donde ha bebido S. S., le diré que fue acusado de que su libro sobre el catolicismo tenía nada menos que 13 herejías y el pobre Donoso Cortés marchó afligido a Roma pare ver si lograba echar de sí tan pesada carga, y todo lo que consiguió fue que se le reconociese su buena intención, pero a la vez su incompetencia. Con que si son cosas las fuentes donde ha bebido S.S., hay que confesar que no son las fuentes más puras del catolicismo.